Redes Sociales en la Empresa NO tienen que ver con Software – Sino con una Cultura que se Construye
octubre 30, 2013 by Rene Gomez- Temor a quedar expuesto con sus ideas (su jefe y todos los jefes de la compañía están mirando)
- Temor a perder poder en una organización jerárquica en la que la información se administra de «arriba hacia abajo» y, por lo general, a cuentagotas y extemporáneamente
- Temor a que los demás «usen mi conocimiento» para sus logros personales y se luzcan ante el jefe
- Temor a ser descalificados con el argumento de: «las redes sociales son una pérdida de tiempo, aquí venimos a trabajar…»
- Temor a que el resto de los compañeros no comparta las cosas de valor que tienen guardadas
- Temor al cambio, «si siempre nos hemos comunicado tan bien por correo electrónico. ¿Para qué cambiar de herramienta?, «no tiene sentido, la gente no va a dar más de lo que da», «nada más vamos a duplicar las cosas»
El nuevo juego requiere que la gente cambie su interpretación y sus estados de ánimo asociados a la práctica de colaborar. Entender que cada uno de nosotros tiene alguna pieza del rompecabezas, pero que el juego es armarlo entero y no hacer negocios con las piezas individuales. Estas conversaciones requieren ser introducidas de la mano del líder, que la gente sepa, vea y confirme que es él el que está impulsando estas nuevas ideas; que para él es que tienen sentido estas nuevas prácticas y filosofía de colaboración.
Si siempre se ha premiado el esfuerzo y logro individual; ¿por qué ahora va a ser distinto? Esta es la pregunta esencial que el líder tiene que responder y promover con su ejemplo (modelar el comportamiento esperado no es sólo la mejor forma de movilizar a otros; es la única)
Entonces, más que tal o cual tecnología la que implementemos, el punto central del éxito de iniciativas de colaboración habilitadas es precisamente que la comunidad «compre» el juego de colaboración, comience a participar y convenza por si mismo del poder de una mente colectiva, la información en tiempo real, el acceso a las ideas y opiniones de gente entusiasta y efectiva en otros espacios de interés para el trabajo; y el efecto multiplicador de una emocionalidad de «nosotros» por encima del «yo» que se va construyendo con cada interacción y aportación de valor que la comunidad va ofreciendo como parte de sus nuevas prácticas y filosofía de colaboración