Generalmente la estrategia del negocio se trata en conversaciones confidenciales dentro de la empresa, entre unas cuantas personas sin hacer eco en el resto de la organización, a veces ni siquiera con el equipo directivo de la misma. El éxito de una estrategia ocurre cuando la ejecución de la misma es perfecta y para eso es necesario conocerla, entenderla, aterrizarla y medirla permanentemente; para lograr esto es necesario mantenerla viva como una conversación para alinear completamente a toda la organización para actuar con contundencia en el mercado.
La mayoría de las empresas tienen vendedores y procesos comerciales para atender a sus Clientes. Sin embargo, normalmente la gestión comercial es más bien un proceso individual, más competitivo que colaborativo, donde las mejores prácticas se pierden en la persecución de ventas y el aprendizaje acerca del mercado es bajo y es generado a partir de cifras o reportes de períodos anteriores.
Algunas de las prácticas que hacen la diferencia en la velocidad, efectividad y aprendizaje de un equipo comercial a otro son:
Es fundamental que las compañías consideren al Cliente como su razón principal de existir. No bastan los productos, las marcas o los activos. El principio fundamental de toda empresa es servir al Cliente. A partir de este imperativo, todo lo demás es posible. Sin embargo, implementar una cultura de servicio al Cliente es un esfuerzo que involucra a toda la organización; no nada más a quienes están en contacto con el Cliente externo. Servir a Clientes no es una cuestión de jerarquía, ni rango, es el principio fundamental de supervivencia de todo negocio. Por lo tanto, desarrollar una cultura de servicio al Cliente es un desafío que compromete a todos los niveles de la organización y se constituye como una capacidad competitiva para lo mismo.
Ante una situación de pandemia por el COVID-19 en donde nos enfrentamos a la caída de la economía, al aumento de los niveles de desempleo, al cierre masivo de empresas y a un cambio generalizado en las tendencias de consumo, surge la pregunta: ¿qué es lo que tenemos que hacer en este nuevo contexto?
Responder con innovación para generar y capitalizar las posibilidades que actualmente no existen o no están disponibles en la organización; la innovación se materializa como nuevas capacidades que hacen frente a la nueva realidad.
Las acciones de respuesta son en dos espacios distintos, pero sólidamente conectados:
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Making strategy happen fast
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