Experimentando con la Reputación Personal para Aprender de su Relevancia para el Futuro

octubre 30, 2013 by Rene Gomez

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Nada mejor que experimentar con la propia reputación para aprender de este dominio tan relevante para las personas como para las empresas. Esta entrada continúa la reflexión anterior

¿Qué es lo que se requiere para aprender en este terreno?

Se requiere mucho coraje (encouragement), valentía y determinación porque consiste precisamente en “exponerse” a explorar en el territorio de las opiniones (evaluaciones) de los demás respecto a la contribución (o falta de) de uno mismo.

El salto al vacío aquí es precisamente el “abrirse” (disponerse) a conocer la “verdad de los demás” y suspender por el momento la “verdad propia”; aquella en la que por lo general, somos muy condescendientes con nuestras apreciaciones y la comunidad que nos rodea mucho “más crítica”

En síntesis, lo más seguro es que la gente opine diferente o incluso muy diferente respecto de nuestras acciones en distintos dominios de interés. Y aquí es donde aparece la primera dificultad respecto a aceptar o no una opinión diversa, paso esencial para comenzar a entender y actuar sobre el fenómeno de la reputación personal. Posteriormente, y superado el primer obstáculo arranca el proceso de fortalecimiento de la reputación a través de acciones que precisamente surgen de ese espacio de divergencia de opiniones (lo que estas opiniones que yo acepté como relevantes dicen que falta, que no es consistente, que no satisface criterios ni estándares esperados)

A partir de aquí continúa entonces el proceso de tomar acción sistemática y efectiva para volver a “escuchar” nuevamente las opiniones de nuestras comunidades relevantes para constatar los cambios positivos (o negativos) en nuestra reputación personal y/o empresarial

¿Se trata entonces de darle el gusto a los demás?

Por supuesto que no. La reputación es un espacio de diseño. Es decir, uno define (declara) qué tipo de reputación quiere cultivar. Ejemplo, yo pudiera querer ser reconocido como “un profesional efectivo y con un fuerte sentido humano” o como “un especialista muy competente y de alto costo”. En el caso de una compañía un ejemplo pudiera ser trabajar por conseguir una reputación como “la que entrega un servicio sublime y el mejor lugar para trabajar” o “una compañía innovadora y obsesionada con el diseño”

¿Y qué pasa si no me preocupo de la reputación que construya?

Puedo terminar con una reputación que precisamente se oponga a mis objetivos y propósitos de futuro. Ejemplos:

  • Un médico cuya reputación es de irresponsable con el tratamiento de sus pacientes
  • Un consultor cuya reputación es la de quedarse a un nivel teórico y no aterrizar sus propuestas
  • Una compañía a la que no le importan sus clientes sino únicamente sus ganancias
  • Una compañía que utiliza prácticas que rayan en lo ilegal para conseguir sus propósitos

A continuación, les comparto mi experimento personal de investigar sobre mi reputación como Consultor y los resultados obtenidos, utilizando una aplicación sobre internet que, por una tarifa específica, te permite compartir los comentarios específicos que las personas relevantes hacen de las posibilidades que traemos al juego

Mi tarjeta de presentación en la que de paso agradezco sinceramente a todos quienes me evaluaron (y a los que gentilmente lo harán de aquí en adelante)

El diseño que uno haga (o no) sobre el dominio de la reputación lo que finalmente resulte de la misma definirá en gran medida el éxito y sustentabilidad de la oferta personal u organizacional con sus comunidades claves (audiencias) en el futuro. Como verán, una consecuencia nada despreciable !!!

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